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El pecado de los ojos: El peligro silencioso de los vídeos cortos

  • Foto del escritor: Sanctus Plus
    Sanctus Plus
  • 18 jul
  • 2 Min. de lectura

Vivimos en una era donde el entretenimiento está al alcance de la mano. Aplicaciones de videos cortos como TikTok, Instagram Reels, Kwai y otras se han vuelto parte de la vida diaria de millones de personas. Pero ¿estamos prestando atención a lo que ven nuestros ojos?


Incluso la mirada puede pecar.

Jesús nos advirtió sobre esto en Mateo 5:28:

“Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.”

Este pasaje nos muestra que el pecado comienza no solo con las acciones, sino también con las intenciones y, a menudo, con nuestros ojos. Lo que vemos puede alimentar deseos, pensamientos y actitudes que nos alejan de Dios.


El riesgo de exposición continua

Los algoritmos de estas plataformas están diseñados para captar nuestra atención, exponiéndonos a menudo a contenido sensual, violento o frívolo, incluso contra nuestra voluntad. Esto puede:


  • Desensibilizar el corazón : lo que antes nos molestaba ahora parece normal.

  • Alimentando las comparaciones y la envidia : Las vidas “perfectas” que vemos en los vídeos pueden generar frustración e insatisfacción.

  • Abriendo la puerta a mayores tentaciones : un clic inocente puede conducir a contenido cada vez más inapropiado.


Cómo proteger los ojos y el corazón


  1. Filtra lo que consumes : usa la configuración de la aplicación para limitar el contenido sensible.

  2. Establecer límites de tiempo : evitar el consumo excesivo y sin objetivo.

  3. Alimentémonos de la Palabra : cuanto más nos llenamos de Dios, menos espacio damos a aquello que nos aleja de Él.

  4. Oremos por discernimiento : pida al Espíritu Santo que le ayude a identificar y evitar las trampas visuales.

  5. Utilice aplicaciones de inspiración católica: Santify+ fue diseñado específicamente para evitar ocasiones de pecado.


Conclusión

El ojo es la ventana del alma. En un mundo saturado de imágenes y estímulos, debemos proteger conscientemente nuestros ojos y, en consecuencia, nuestro corazón y alma. Usemos la tecnología con sabiduría, buscando siempre glorificar a Dios en todo lo que vemos, hacemos y compartimos.

 
 
 

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